2.11.10

LIBRO POR CULTURA

Por Camila Cordero.

Chile cada día crece económicamente. Se cree que debido a la rapidez con la cual aumenta sus ingresos llegará a convertirse en un país desarrollado. Sin embargo, algo fundamental para alcanzar tal nivel es fomentar la cultura; algo en lo que nuestro país se ve muy perjudicado y que, al parecer, los beneficios del cobre, no pueden mejorar.

En Chile, el porcentaje de población analfabeta es de un 4,4% aproximadamente, lo que significa que hay más de dos millones de personas que no saben leer. Pero esto, no quiere decir que el 95.6% restante comprenda lo que lee. Nuestra población vergonzosamente presenta un gran índice de analfabetismo funcional. Dice una nota de La Tercera, “según los resultados entregados en la International Adult Literacy Survey, realizado por el Instituto Nacional de Literacidad de Estados Unidos y que mide el hábito lector en 22 países, 85% de los chilenos entre 16 y 65 años tiene comprensión lectora en el  nivel 1, es decir, apenas son capaces de entender la etiqueta de instrucciones que trae un producto comercial”.

Los gobiernos continuamente se preocupan por terminar con las personas analfabetas del país, creando una cantidad moderada de campañas para fomentar el conocimiento; pero, ya sea en analfabetos o letrados, el cambio es nulo.

La lectura es una herramienta de trabajo, como sumar o respirar. Sin embargo, nuestra sociedad juvenil-adulta no esta orientada a este tipo de actividad. Nuestra cultura no utiliza el precioso valor de los libros como entretención, es solo parte de la economía. El valor del IVA (impuesto al valor agregado) es de un 19%, mientras que el impuesto al libro es de un 18%. El más alto de todo America; lo siguen EE.UU. (de 1% a 7%) y Canadá con un 7%, el resto de los países esta exento de este impuesto. Todo esto dificulta aún más la existencia de interés por crear el hábito de leer.

La sociedad chilena esta acostumbrada a un patrón de obediencia y remuneración. La educación aunque insentiva el hábito de lectura, no logra crearlo. Los alumnos de enseñanza básica a enseñanza media mensualmente leen una cantidad de libros, pero la mayoría de estos se ven obligados para no tener una baja calificación.

Un estudio de las fundaciones La Fuente y Adimark, demostró una caída en el porcentaje de lectores del año 2008, respecto del mismo estudio realizado el año 2006. En el primer año encuestado, el 55,1% se autodefinía como lector; mientras que el 2008 solo un 49,2% lo hacía. Pero la peor muestra de esta investigación fue que el 58% de las personas, confesaba leer menos que en los últimos cinco años, y el 72% que no había comprado ningún libro en los últimos 12 meses.

Los libros son una fuente de entretención e inteligencia que debemos promover. Si las generaciones actuales no presentan este hermoso hábito, hagamos que las futuras sí lo tengan. Dejemos los computadores a un lado o propongamos libros que sepan deleitar a sus lectores, frecuentemos las bibliotecas y aumentemos nuestra cultura. Logremos igualar nuestro impuesto y regalemos libros para navidad. 

“Por el grosor del polvo en los libros de una biblioteca pública, se puede medir la cultura de un pueblo” 
John Steinbeck.

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